Spread the love

Si había un sector que había salido ileso de las continuas reprimendas del presidente de México, Andrés Manuel López Obrador, hacia casi todos, ese había sido el de la máxima casa de estudios, la Universidad Nacional Autónoma de México. Es prácticamente imposible comprender la historia política y social del país sin el gigante universitario mexicano que desde su autonomía en los años treinta ha protagonizado cada avance social. De los últimos 10 presidentes que ha tenido el país, cinco fueron egresados de la mayor universidad pública de América Latina, incluido López Obrador. Estos días, el mandatario ha acusado al centro de una deriva “derechista” y “conservadora”, de ponerse de perfil ante el “saqueo” de gobiernos anteriores. Y ha lamentado un reciente sometimiento de la institución a los proyectos neoliberales. “No estuvieron a la altura de las circunstancias”, ha espetado este viernes el presidente.

Pocos mandatarios se habían atrevido a criticar a la UNAM como lo ha hecho López Obrador esta semana. La autonomía de la institución pública por excelencia se considera algo tan sagrado para sus miembros como para los católicos la Virgen de Guadalupe. Amenazada y duramente reprimida durante los movimientos estudiantiles del 68, la independencia de los poderes políticos ha sido siempre el emblema. Y las palabras del presidente sobre su falta de esencia crítica y subordinación a gobiernos priistas y panistas anteriores ha tocado al corazón de la institución.

“Hasta la UNAM se volvió individualista, defensora de los proyectos neoliberales, perdió su esencia de formación de cuadros de profesionales para servir al pueblo”, declaraba López Obrador el miércoles durante su conferencia mañanera. Este jueves, ante la polémica suscitada por sus palabras, el presidente ha insistido: “Es una gran universidad, pero no estuvieron a la altura de las circunstancias, la crítica al neoliberalismo no surgió de la UNAM. Al contrario, muchísimos académicos e intelectuales de la UNAM se dedicaron a legitimar la privatización, Salinas [el expresidente Carlos Salinas de Gortari] los cooptó a casi todos”. Y este viernes ha agregado: “Es lamentable que la UNAM se haya derechizado como sucedió en los últimos tiempos”.

López Obrador fue este jueves más específico sobre sus críticas al centro. Puso un ejemplo, el caso del exrector José Narro. “Imagínense, un exrector, que todavía tiene mucha influencia, Narro, se va de secretario de Salud y en ese tiempo habla de los ninis, de los jóvenes, exrector de la UNAM, que ni estudian ni trabajan. Algo ofensivo. Pero no solo eso, siendo secretario de Salud acepta ser delegado del PRI en Ecatepec. Estamos hablando del rector”, explicó. Y denunció también que el último movimiento estudiantil importante fue en 2012 y no se gestó en la UNAM, sino en la universidad privada de la Ibero, el Yo soy 132.

El centro ha enviado un comunicado este jueves en el que responde a las declaraciones del presidente. “En la Universidad se privilegia siempre la libertad de cátedra, una de nuestras mayores fortalezas, para formar ciudadanos íntegros, de pensamiento independiente, sin ideologías impuestas y comprometidos con la búsqueda de un país más justo, libre y con menor desigualdad”, reza el texto que ha hecho público la institución a cargo del rector Enrique Graue. Y ha agregado de manera diplomática algunos ejemplos de su trabajo, como las asesorías y el apoyo brindado durante los sismos de 2017 y, más recientemente, la colaboración de sus expertos en la crisis sanitaria.

Decenas de académicos, políticos egresados del centro, científicos y miembros de los sectores culturales y sociales han defendido como se esperaba a la UNAM y han advertido un “desconocimiento” del presidente hacia el trabajo de la universidad. Entre ellos, uno de sus anteriores rectores, de 1989 a 1997, José Sarukhán, en una entrevista con El Universal: “Hay un elemento de desconocimiento de lo que la UNAM ha hecho en todo este tiempo, particularmente en las últimas décadas, y yo creo que desde siempre, en el sentido de que es la institución que forma a la gente con todas las formas de pensamiento y con todas las líneas del conocimiento”.

Hay otros investigadores que, pese a que critican duramente las palabras del presidente contra la institución, rechazan hacer una defensa igualmente generalizada de una institución que mantiene todavía fuertes desigualdades. La profesora del Centro de Estudios Sociológicos de la Facultad de Ciencias Políticas de la UNAM, Teresa Rodríguez de la Vega, señala: “Una cosa es criticar el uso abusivo de la figura presidencial para lanzar ataques contra entidades específicas, sin matices, y otra defender a rajatabla a una institución atravesada por profundas contradicciones, porque sí hay sinergias institucionales de corte elitista que los universitarios debemos cambiar urgentemente”.

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *