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El 4 de octubre aterriza en la cartelera mundial una de las películas más esperadas del año: Joker. La historia que explora los orígenes del payaso del crimen de Gotham apuesta por un ambiente turbio, oscuro y dramático que juega entre la realidad y la ficción, planteando problemas sociales a través de un personaje apartado por la sociedad.

Joaquin Phoenix se mete en la piel del eterno villano de Batman en esta historia independiente -que no tiene intenciones de secuela- en una de sus interpretaciones más entregadas y comprometidas, logrando los elogios de la crítica y generando los primeros rumores de Oscar.

Tuvimos la oportunidad de hablar con él durante la promoción de la película en Londres, adentrándonos en los aspectos de la historia que más le interesaron y la influencia que tuvo su cambio físico a la hora de adentrarse en la psique y físico del personaje. El actor, que estuvo nominado a los premios de la Academia en tres ocasiones hasta ahora, nos cuenta que no sabía que el personaje era adecuado para él en un principio, sino que sus motivos para aceptar el desafío recayeron en lo que la idea proponía. «Acepté porque me desafiaba y me hizo hacerme muchas preguntas« nos contó haciendo referencia a las diferentes temas sociales que presenta la historia sobre el despojo social de los enfermos mentales y la incitación a la violencia en una sociedad necesitada de cambio. «Era lo que me parecía más interesante y me hizo decir que sí, sentía que había mucho por descubrir«.

Así como advirtió el director Todd Phillips cuando avisó a los fans de los cómics que no esperaran la típica película salida de las viñetas, Joaquin también tiene su advertencia: «No es una película fácil, no aporta soluciones fáciles a los problemas que presenta y examina, pero es lo que me gustaba«. Y es precisamente esa exposición de ideas lo que la hace tan interesante. «Creo que ahora el cine tiene la tendencia de intentar responder a todas las preguntas, y para mí los problemas son demasiados complejos para responderlos con una sola película. Se trata de explorar las posibilidades», añade.

Su interpretación es digna de todos los elogios que está recibiendo, pero si hubo algo que le ayudó a meterse tan de lleno en la piel de este personaje, además de su talento camaleónico, fue su disposición para perder nada menos que 24 kilos. Las emociones físicas y psicológicas que acarrea el hambre y la pérdida de peso no solo le dieron más flexibilidad, sino también las sensaciones necesarias para adentrarse en Arthur. «Tengo mucha simpatía por la gente que pasa por ello en sus vidas porque te jode la cabeza»nos cuenta con toda sinceridad. «En el proceso descubrí una parte del personaje que no me esperaba, en cómo se mueve y baila, me influyo mucho al final».

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