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El discurso de incitación al odio está teniendo un efecto demostrable en la sociedad: una de las muchas similitudes entre los atentados de enero contra los  el 6 de enero de 2021 es que cada uno de ellos se produjo después de que determinados grupos dirigieran repetidamente una retórica peligrosa y afirmaciones falsas contra los otros.

La preocupación por este creciente fenómeno ha llevado a expertos independientes en derechos humanos a pedir a las principales plataformas de redes sociales que cambien sus modelos de negocio y asuman más responsabilidades en la lucha contra el aumento de la incitación al odio en internet.

Recientemente, el caso del controvertido influente Andrew Tate acaparó la atención de los medios de comunicación, tras su detención en Rumanía en el marco de una investigación por presunta trata de seres humanos y violación, la cual niega.

Tate ya había sido expulsado de varias redes sociales importantes, como TikTok, Instagram, Facebook y YouTube, por expresar opiniones misóginas y comunicados de odio.

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