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Estados Unidos ha dado la guerra de Afganistán por terminada, pero el conflicto ha entrado en un ciclón de violencia que está elevando la cifra de civiles muertos a niveles récord. El repliegue militar de la primera potencia y los aliados de la OTAN ha dado alas al avance de los talibanes en el territorio, que en una semana se han hecho con el control de seis capitales de provincia. La última en caer, este lunes, fue Aibak, en la norteña región de Samangan. Durante el fin de semana lo hicieron otras tres, incluida Kunduz, también en el norte y una de las principales ciudades del país, que los occidentales habían defendido como enclave estratégico. Las dentelladas del grupo radical han sido respondidas con perfil bajo por Washington, una indicación de que Joe Biden no da marcha atrás en sus planes.

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